Comprometidos con el cuidado del medio ambiente, desarrollan un programa de preservación. Dedicaron una jornada a aprender sobre las aves y a observarlas en su entorno natural.
La comunidad educativa de la escuela del paraje cerrillano Las Blancas, que aún llora la muerte de Luchita, una lechuza que se había convertido en mascota de la institución, participó días atrás de una jornada dedicada a las aves.
De las actividades participaron los chicos de jardín a séptimo grado, acompañados de sus docentes. “Las charlas giraron en torno a las especies que habitan en la zona. Se presentaron imágenes y videos. Los chicos mostraron mucho entusiasmo y también conocimiento”, explicó Marina Gugenbichler, docente de la institución.
La propuesta apuntó fundamentalmente a generar conciencia sobre la imperiosa necesidad de cuidar el medio ambiente, a través del conocimiento de la fauna y la flora silvestre, porque como suele repetirse en este tipo de campañas: “No se quiere lo que no se conoce”.
Luego de las proyecciones y de las charlas entre los alumnos y los especialistas del Centro de Observación de Aves de Salta (COA Salta), hicieron un recorrido por el entorno natural que rodea a la escuela Benjamín Matienzo. Allí pudieron divisar horneros y sus casas, palomas, teros, jilgueros, entre otros ejemplares. Y se llevaron una sorpresa más, se cruzaron con las hijas de Luchita, dos pequeñas lechuzas que merodean por el lugar, al igual que solía hacerlo su mamá.
Javier Arias, del COA Salta expresó: “La comunidad educativa todavía sigue dolida por la muerte de Luchita, pero gracias a Dios pudimos avistar a sus hijitas. Grandes y chicos nos emocionamos mucho. Ellos están abocados a elegir a esta ave símbolo de la escuela”
Plan Canje: “Oparrón el que hondea”
En el camino de la conservación y la concientización, la escuela lanzó un Plan Canje que consiste en que los chicos cambien sus hondas o gomeras por figuritas y bolillas, y que se comprometan a no dañar a las aves. La idea funciona. Y muy bien.
El programa se llama “Oparrón el que hondea”. Los pequeños ahora en vez de lastimar a los pajaritos, armaron junto a lo docentes un hermoso comedero de aves, bebederos y pusieron flores, para que los pequeños colibríes se alimenten.
“Otro punto que nos llamó la atención, es que las maestras están súper interiorizadas sobre los temas ambientales y las aves. Es realmente un placer, que desde el interior de la provincia, desde una escuela rural se esté dando el ejemplo. Los chicos no solo aprenden, sino que transmiten los conceptos a la familia. No me queda más que destacar la labor que realizan las señoritas Marina, Analía, Georgina, Susana, los directivos y toda la comunidad educativa”, contó Arias.
El recuerdo de Luchita
En febrero de este año, un grupo de jóvenes que pasaba por el lugar dio muerte a Luchita, la lechuza que se había convertido en mascota de los chicos de la escuela de Las Blancas.
Fue una situación muy difícil de explicar, sobre todo a los niños, a quienes les costó aceptar que la indiferencia y la crueldad se ensañaron con un ser indefenso. El cuerpo de la lechuza fue hallado a pocos metros de la escuela. Lo encontraron los chicos y generó conmoción en la zona.
El animalito, junto a otra lechucita, durante años se posó en el alambrado de la escuela. Era muy mansa y se dejaba acariciar. Era amiga tanto de los niños como de las maestras y hasta de los agentes de tránsito, que vigilan la entrada y salida de los alumnos.
Fuente: El Tribuno