La Fundación Alfarcito recuerda la partida de nuestro querido Padre Sigfrido Maximiliano Moroder, Chifri como se lo conoció en cada rincón de los cerros de Rosario de Lerma.
Él fue enviado a esta región salteña en el año 1999, desde entonces su trabajo incansable fue promover a las comunidades de esa extensa y aislada zona.
Para poder conocer detalladamente cada rincón de los valles y quebradas, Él adentró por cada camino, cada senda descubriendo comunidades y familias que vivían aisladas y alejadas de los centros urbanos. En ellos descubrió capacidades y potencialidades que buscó desarrollar, respetando siempre sus usos y costumbres.
Su personalidad simple franca y su mirada sincera, le permitió ganarse al corazón de las personas. Llegaba con su poncho y su guitarra, cantándoles las coplas de los pueblos andinos, para enseñarles alabar a Jesús y a la Virgen María. Poco a poco se metió en sus corazones donde continúa vivo su recuerdo.
Con el tiempo su obra evangelizadora fue creciendo, llegando a lugares más alejados e inhóspitos, en los cuales se quedaba a pasar la noche, durmiendo en las precarias casas de adobe.
En el mes de octubre del año 2004 sufre un accidente, practicando parapente, una ráfaga de viento lo lanza y lo empuja hacia unas rocas, causándoles serias lesiones en la médula, que le impidieron caminar y debiéndose movilizar en silla de ruedas. Lejos de abatirse, su fe en Dios y su amor por los más necesitados, lo llevaron a sobreponerse y continuar con su obra evangelizadora.
Un poco de su historia previo a su llegada a Salta
El Padre Chifri se ordenó sacerdote el 7 de diciembre de 1991, su sueño era trabajar en lugares alejados, es así que solicitó se lo enviara a Mozambique, ex colonia portuguesa, uno de los países más pobres del África, pero las autoridades eclesiásticas consideraron que era muy joven para enviarlo a misionar.
Durante sus primeros años se dedicó a llevar la palabra de Dios a las villas más carenciadas de la zona bonaerense, esto lo incentivo para llevar a cabo cosas importantes en favor de los más desprotegidos.
Al llegar a nuestra provincia, se lo designó como ayudante de la parroquia Nuestra Señora del Rosario. Tiempo después logró tener su propio templo, la vicaria de Santa Rita. Sus hermanas Ana y Gabriela lo apoyaron en la construcción del templo.
Con el tiempo y paso a paso se fue ganando el cariño de los vecinos, quienes lo solían ver recorrer en una vieja bicicleta, las fincas de Rosario de Lerma para dar misa que le permitió llegar a los cerros.
Algunas de sus obras
1. Distribuyó material de catequesis en 81 establecimientos escolares de Campo Quijano, Guachipas, Moldes y La Viña.
2. Construyó un comedor comunitario para 170 chicos en Rosario de Lerma.
3. Organizo y llevó a cabo la primera Fiesta y Feria de la Papa Andina en el año 2011 a fin de promover más la economía de los productores de la zona. Logrando que los productores pudieran vender un producto de calidad.
4. Organizó durante tres años consecutivos la “Expo Cerro” permitiendo a las comunidades de los cerros, mostrar sus artesanías.
5. Se comunicaba con las escuelas de los cerros, por medio de un equipo de radio, que le permitía saber las cosas que necesitaban, para enviárselas lo más pronto posible.
6. Después de su accidente, celebró la primera misa en la capilla de “El Rosal” a unos 3200 metros sobre el nivel del mar. Chifri puso mucho esfuerzo para su construcción, luego de mucho trabajo y sacrificio se bendijo la Capilla “Santa Teresita”, la cual es un refugio para los fieles de esa zona.
7. Organizó el Centro de Artesanos de Alfarcito para permitir que tuvieran un lugar donde poder vender sus artesanías, recibir talleres que los capaciten en nuevas técnicas y los asesoren en las ventas.
8. Organizó la Fundación Alfarcito bajo el lema “Nos une el Anhelo de hacer el bien”, juntando a los amigos que lo acompañaban en su obra, la gran mayoría eran de la ciudad de Salta, Campo Quijano y Rosario de Lerma. Esta ONG contribuyó hacer realidad sus proyectos.
Es de imaginar que Chifri se sentirá tan feliz y orgulloso que sus amigos siguen sus huellas, fortaleciendo los brazos de común unión y trabajo con las comunidades a través de la Fundación Alfarcito.
Las enseñanzas de Chifri siguen firmes en los corazones de las comunidades, Él sembró una semilla que da más y mejores frutos. Gracias Chifri por tantas huellas que dejaste, gracias a Dios que mandó un “Ángel” a esta zona.
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