Él no es cualquier perro, él es el “Perrito Peregrino”, conocido por todo el país por su gran hazaña allá por el 2004 cuando decidió ir acompañando a los peregrinos en su caminar y después hizo todo el camino de vuelta solo, desandando kilómetros para regresar a su hogar.
Así construyó su historia entre la casa de los Pistán, los Diaz y los López con quienes compartió gran parte de su existencia.
Las bombas de estruendo, campanadas, misas, procesiones, peregrinaciones y cantos lo invitaban a caminar y acompañar por donde fuera un cristiano en busca de su Dios.
La iglesia de San Carlos, en su total majestuosidad, le pertenecía, quien podría decir que no??
Las calles que unen sus hogares ya no lo verán pasar tembloroso dando pasos inciertos, ciego, ancianito.
La plaza se quedó con un transeúnte menos, pero lo alberga para siempre en su corazón.
Lobo ya no está entre los sancarleños.
A Lobo le llegó la hora de partir y ahora peregrina entre las estrellas del cielo perruno.
Seguramente hoy se encontró con su incondicional amigo Yapurita y se vistieron ambos con el chaleco naranja que los identifica como guías, caminando pegaditos por nuevos rumbos celestiales.
Todos extrañaremos verte por las calles pero más te extrañará tu familia que compartió tanto con vos.
Fuente: Aldo Maita- Prensa de La Viña
